Sor Juana Inés de la Cruz: La primera feminista de América
Sor Juana convierte el claustro en el eje de la vida intelectual y social mexicana, como una atractiva academia literaria. Su obra abarca todas las tendencias y géneros conocidos.
Publicada 16 de abril de 2006 , El Diario de Hoy
Teresa Guevara de López *, El Diario de Hoy, editorial@ elsalvador.com
Juana de Asbaje y Fernández fue una personalidad adelantada a su época ya que su cultura, inclinación por las ciencias y afán enciclopedista, la sitúan al margen de la mujer del Siglo XVII, en el Virreinato de Nueva España, hoy México.
El feminismo es una constante en su obra, no sólo en sus famosas “Redon-dillas” sino en sus célebres polémicas con importantes personajes defendiendo el derecho que tenía la mujer a pensar y expresar sus opiniones.
Tras una exitosa vida cortesana y abundantes triunfos literarios, que culminan con la publicación en España de sus obras completas, la “décima musa de México” sorprende con su decisión de ingresar al convento de las monjas jerónimas. ¿Qué la hizo abandonar sus triunfos intelectuales en la corte? ¿Anhelo de entregarse a Dios y de contemplación? Como no existe en la obra de Sor Juana trazo alguno de poesía religiosa, ascética o mística, más bien parece moverla un deseo de aislarse para poder dedicar el resto de su vida al estudio y a escribir.
Sor Juana convierte el claustro en el eje de la vida intelectual y social mexicana, como una atractiva academia literaria. Su obra abarca todas las tendencias y géneros conocidos, distinguiéndose por una nota personal en la que vierte su propia experiencia.
Pero su feminismo se revela en dos de sus obras en prosa, en las que brota y se hace sentir en toda su fuerza la insigne personalidad de Sor Juana, su enorme capacidad intelectual, y sobre todo su inconformidad a ser incluida dentro de un género al que se le negaba el derecho a participar en la actividad intelectual de su tiempo.
“Crisis en un Sermón” fue escrita como crítica a una homilía conteniendo contradicciones en materia de teología, donde demuestra la firmeza de su pensamiento y total dominio del tema. Esta acción sin precedentes, realizada por una mujer, hace que el obispo de Puebla la conmine a dedicarse a obligaciones propias de su condición de mujer, en vez de incursionar en un terreno vedado.
Juana escribe su “Respuesta a Sor Filotea”, que es una ardiente bandera que una mujer levanta y empuña por primera vez, como una revelación sorprendente. Es una relación extensa y minuciosa de la presencia de la mujer en la humanidad, sus inquietudes, anhelos, necesidades y derechos, tan injustamente negados durante siglos, especialmente el participar en actividades intelectuales.
Esta obra es un anticipo al ensayo (que florecerá en Europa hasta el Siglo XVIII), una defensa del derecho de la mujer a pensar, afirmando de manera rotunda y valiente su condición de mujer intelectual, abriendo el camino a la autobiografía en la literatura latinoamericana y convirtiéndose en la primera abanderada del feminismo, que ha pasado por tan diferentes etapas en los últimos siglos.
Trescientos años después, y luego de varias conferencias internacionales sobre los derechos de la mujer, vale preguntarse si ¿ha logrado la mujer alcanzar el nivel que le corresponde en el mundo de las letras, las ciencias y los negocios? ¿Estamos conscientes las mujeres que la conquista de muchos de esos derechos no está reñida con nuestra condición de mujeres, cuya primera misión es ser esposas, madres y el punto de apoyo de la familia, célula de la sociedad?
Lamentablemente muchas veces el feminismo se relaciona únicamente con grupos minoritarios, que persiguen legalizar actividades aberrantes que lejos de elevar y dignificar a la mujer la convierten en un mero objeto sexual, lo que no será jamás una conquista sino más bien un retroceso. Si Sor Juana resucitara, es seguro que su grito resonaría una vez más en toda la tierra.
*Columnista de El Diario de Hoy.
Tomado de: http://www.elsalvador.com/noticias/2006/04/16/editorial/edi4.asp
Publicada 16 de abril de 2006 , El Diario de Hoy
Teresa Guevara de López *, El Diario de Hoy, editorial@ elsalvador.com
Juana de Asbaje y Fernández fue una personalidad adelantada a su época ya que su cultura, inclinación por las ciencias y afán enciclopedista, la sitúan al margen de la mujer del Siglo XVII, en el Virreinato de Nueva España, hoy México.
El feminismo es una constante en su obra, no sólo en sus famosas “Redon-dillas” sino en sus célebres polémicas con importantes personajes defendiendo el derecho que tenía la mujer a pensar y expresar sus opiniones.
Tras una exitosa vida cortesana y abundantes triunfos literarios, que culminan con la publicación en España de sus obras completas, la “décima musa de México” sorprende con su decisión de ingresar al convento de las monjas jerónimas. ¿Qué la hizo abandonar sus triunfos intelectuales en la corte? ¿Anhelo de entregarse a Dios y de contemplación? Como no existe en la obra de Sor Juana trazo alguno de poesía religiosa, ascética o mística, más bien parece moverla un deseo de aislarse para poder dedicar el resto de su vida al estudio y a escribir.
Sor Juana convierte el claustro en el eje de la vida intelectual y social mexicana, como una atractiva academia literaria. Su obra abarca todas las tendencias y géneros conocidos, distinguiéndose por una nota personal en la que vierte su propia experiencia.
Pero su feminismo se revela en dos de sus obras en prosa, en las que brota y se hace sentir en toda su fuerza la insigne personalidad de Sor Juana, su enorme capacidad intelectual, y sobre todo su inconformidad a ser incluida dentro de un género al que se le negaba el derecho a participar en la actividad intelectual de su tiempo.
“Crisis en un Sermón” fue escrita como crítica a una homilía conteniendo contradicciones en materia de teología, donde demuestra la firmeza de su pensamiento y total dominio del tema. Esta acción sin precedentes, realizada por una mujer, hace que el obispo de Puebla la conmine a dedicarse a obligaciones propias de su condición de mujer, en vez de incursionar en un terreno vedado.
Juana escribe su “Respuesta a Sor Filotea”, que es una ardiente bandera que una mujer levanta y empuña por primera vez, como una revelación sorprendente. Es una relación extensa y minuciosa de la presencia de la mujer en la humanidad, sus inquietudes, anhelos, necesidades y derechos, tan injustamente negados durante siglos, especialmente el participar en actividades intelectuales.
Esta obra es un anticipo al ensayo (que florecerá en Europa hasta el Siglo XVIII), una defensa del derecho de la mujer a pensar, afirmando de manera rotunda y valiente su condición de mujer intelectual, abriendo el camino a la autobiografía en la literatura latinoamericana y convirtiéndose en la primera abanderada del feminismo, que ha pasado por tan diferentes etapas en los últimos siglos.
Trescientos años después, y luego de varias conferencias internacionales sobre los derechos de la mujer, vale preguntarse si ¿ha logrado la mujer alcanzar el nivel que le corresponde en el mundo de las letras, las ciencias y los negocios? ¿Estamos conscientes las mujeres que la conquista de muchos de esos derechos no está reñida con nuestra condición de mujeres, cuya primera misión es ser esposas, madres y el punto de apoyo de la familia, célula de la sociedad?
Lamentablemente muchas veces el feminismo se relaciona únicamente con grupos minoritarios, que persiguen legalizar actividades aberrantes que lejos de elevar y dignificar a la mujer la convierten en un mero objeto sexual, lo que no será jamás una conquista sino más bien un retroceso. Si Sor Juana resucitara, es seguro que su grito resonaría una vez más en toda la tierra.
*Columnista de El Diario de Hoy.
Tomado de: http://www.elsalvador.com/noticias/2006/04/16/editorial/edi4.asp